El vestido que vio nacer una amistad
- Estafania Treviño
- 30 jun 2020
- 3 Min. de lectura
¡Hola de nuevo! Una semana más de Historia de un Vestido, hoy les voy a contar la historia detrás del vestido con el que inicio una de las amistades mas bonitas en el mundo de la moda. Una de esas amistades que traspasan el limite del tiempo y de las que llegan a confundir.

En este blog, ya hablamos de Audrey Hepburn, Hubert de Givenchy y del famoso vestido negro recordado por la película “breakfast at tiffany’s” y en esta ocasión y siguiendo la temática de las 2 semanas anteriores vamos a platicar de un vestido del arte cinematográfico, también diseñado por Givenchy y utilizado por Hepburn, un vestido que me parece muy hermoso y con el toque parisino de la época. El vestido usado para la película titulada “Sabrina” (1954) no solo fue uno de los motivos por los que el filme ganó el Oscar al mejor vestuario, es también el diseño con el que la actriz y el modisto se conocen.
Audrey a sus escasos 24 años de edad (1953) ya tenía a Hollywood en su bolsillo, había conseguido reconocimiento como Mejor actriz en la ceremonia de los Oscar, en los Globos de Oro y en los BAFTA por su primera cinta “Vacaciones en Roma” y es entonces que para su siguiente aparición en cine necesitaba un modisto que conociera bien el chic francés para vestir la etapa en la que su personaje, Sabrina, se muda a París y enviada por la directora de vestuario de “Sabrina”, Edith Head, la actriz se plantó en el estudio de Givenchy en el número 8 de la Rue Alfred de Vigny.

Es ya un clásico la anécdota que cuenta que Givenchy, al saber que “la señorita Hepburn” quería conocerlo, pensó que se trataba de Katherine. La cinta “Vacaciones en Roma” todavía no había llegado a Francia y, a pesar de ser una de las actrices del momento al otro lado del charco, esa tal Audrey no le resultaba familiar. Esa noche cenaron juntos y ella le pidió que diseñara el vestuario para Sabrina a lo que Hubert respondió que no, pues su colección de invierno estaba a punto de ver la luz y no tenía tiempo para poner su taller de cabeza para la elaboración de trajes exclusivos para Sabrina. Pero Audrey insistió, y finalmente llegaron a un acuerdo, ella usaría para la película algunos de los diseños que él estaba creando para la siguiente temporada, entre ellos el vestido blanco strapless, largo hasta el tobillo y con una sobrefalda bordada con el mismo motivo negro del corpiño del vestido. a pesar de que los diseños no fueron diseñados exclusivamente para el filme, dos años después, en 1955, el vestuario de la película fue premiado por la Academia con un Oscar para Edith Head, quien al momento de recibir la estatuilla no menciono en ningún momento a Hubert. Recuerdan que en el post: desayuno con Givenchy les conté que Audrey pedía por contrato que sus vestuarios los hiciera Givenchy, pues fue a raíz del descuido de Edith Head que la actriz tomo esa decisión y con la que nos permitió a todos disfrutar de las creaciones de su amigo a través del séptimo arte.
Audrey y Hubert eran inseparables, incluso lo llevo con ella a conocer a la Reina de Inglaterra, además de los vestidos para sus películas diseño los vestidos de sus dos bodas y, por si fuera poco, en 1957, instalado en su nuevo atelier de la Avenida Georges V de París, el francés abrió un departamento de perfumes bajo la dirección a su hermano Jean-Claude. Juntos crearon la primera

fragancia de la casa, cedida por Hubert a su gran amiga para que fuera ella la única en el mundo que pudiera utilizarla. Poco después, en una cena informal, Givenchy le pide permiso a Audrey para empezar a comercializarla. “Mais je te l’interdit!” (¡Te lo prohíbo!), contesta ella, dando sin querer nombre al perfume del que, además, fue imagen. La primera actriz en la historia de las campañas de fragancias, por cierto.
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